Cuando un pincel toca el color y la acuarela se despierta, la imaginación planea horizontes desconocidos.

 

Cada vez, nuevos paisajes aparecen ansiosos por tener vida y tocar los ojos de alguien más.

 

Cuando finalmente abandonan el pincel, vuelan, navegan, viajan, desaparecen en otros mundos; ya no me pertenecen: son metáforas de papel y agua con color que cada persona ve.

 

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